Busco establecer que la mi fotografía sea un punto de encuentro, un espejo en donde el espectador, reconociendo al Otro como semejante, pueda mirar dentro de sí, y que, al huir de pintoresquismos al uso y de dramatismos exagerados, pueda reconocer en lo que los otros aún viven lo que él mismo perdió u olvidó.
En estos tiempos que vivimos cuando el Otro es reconocido, sobre todo, como amenaza, creo que es necesario pararse y reflexionar, y así crear una mirada libre de lprejuicios y de miedos por la que lleguemos a considerar que todas las culturas son gérmenes de distintas visiones del mundo, y que por ser distintas no tienen por qué entrar en conflictos unas con otras, sino que por el contrario, debemos felicitarnos que tal variedad de cosmogonías no hace sino engrandecernos como seres humanos.
Es de lamentar que esa riqueza multicultural se vea amenazada por culturas que han perdido referencias espirituales en aras de objetivos absolutamente materiales.
Para motivar todo esto mi fotografía, sin considerarla, por supuesto, fotógrafa objetiva, deseo que esté libre de tecnicismos al uso y estéticas de moda que pudieran interferir entre el sujeto fotografiado y el sujeto que las observa. Es de esta manera que quiero reflejar nostalgia y no pintoresquismo, serenidad y no manipulados dramatismos, silencio y no falsos discursos, semejanzas y no etnocentrismo cultural, orden y no conflicto, dignidad y no desarraigo.
En definitiva, si existe un alma del mundo, ¿por qué no buscarla?.
Joaquín Nebro